El País que queremos, la fuerza necesitamos
MUJERES ORGANIZANDO EL MOVIMIENTO POPULAR
A 25 años de vigencia de la democracia las mujeres militantes, desde el protagonismo que hemos adquirido en la defensa de los intereses de las mayorías, manifestamos nuestro compromiso con el Proyecto de país que conduce desde la Presidencia de la Nación, la compañera Cristina Fernández de Kirchner. En este marco, caben algunas reflexiones sobre el proceso histórico que vivimos a partir de 1983.
El 30 de octubre de 1983 recuperamos la democracia tras siete largos años de dictadura militar, la mas sangrienta de las que se imponía en los pueblos de America Latina y que dejo como saldo 30.000 compañeros/as desaparecidos/as, miles de militantes torturados y cientos de niños que aun no recuperan su identidad. Este Plan sistemático de destrucción del Estado, de exterminio de la militancia popular, orquestado desde la embajada Norteamérica en complicidad con los poderes locales, medios de comunicación, iglesia, sociedad rural, la patria financiera, los grupos económicos, no fue casual. Debía eliminar de plano todo el proceso de acumulación construido por nuestro pueblo que se expresaba en un proyecto de país justo, libre y soberano, imponiendo un nuevo modelo económico, político, social y cultural. Fueron la resistencia de las mujeres, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, paridas por el dolor de sus hijos desaparecidos, secuestrados y torturados, la movilización de los trabajadores y de las trabajadoras y la resistencia de la militancia quienes denunciaron el carácter genocida de la dictadura.
La recuperación de la democracia devuelve a nuestro pueblo esperanzas de retomar las banderas de la justicia social. Recuperar el voto significó un avance sustantivo, los juicios a la junta militar, desnudaron ante la sociedad que la política de desaparición, tortura y muerte masivas fueron ejercidas y dirigidas desde el aparato del estado.
A pesar del fuerte repudio que la dictadura generaba en la sociedad, el gobierno cedió ante las presiones ejercidas por los poderes que sostuvieron la dictadura. Se instalo entonces la Teoría de de los dos demonios que funcionó como marco ideológico de las leyes de punto final y obediencia debida.
La democracia entonces nos permitía recuperar el voto pero no poder popular.
En los 90’, se consolida el modelo de democracia neoliberal, el país dependiente, privatizador, de concentración de la riqueza, de exclusión social, de desmantelamiento del Estado Social industrialista que había construido el peronismo. La década menemista completa la obra que había dejado inconclusa la dictadura. El modelo económico centrado en el capital financiero impone un nuevo paradigma de desindustrialización con exclusión social.
Así, a la democracia con impunidad, se sumaba la democracia restrictiva y gerencial, hegemonizada por las minorías oligárquicas.
Las luchas de los docentes, los jubilados, las mujeres agrarias en lucha, las piqueteras de Cutral Co, General Mosconi, Jujuy, del conurbano bonaerense, las múltiples experiencias de mujeres que se organizaban en comedores comunitarios, clubes del trueque, cooperativas, emprendimientos, la nueva expresión del sindicalismo combativo del MTA y la CTA, pusieron en crisis al sistema de representación tradicional que había optado por dejar de representar los intereses populares para representar las políticas de saqueo del estado y del entrega del patrimonio nacional.
En diciembre del 2001 emergen las fuerzas populares que ponen en crisis la legitimidad del modelo de democracia neoliberal, restrictiva e impune que había sumergido en la pobreza y la indigencia al 50 % del pueblo, siendo las más pobres las mujeres y los niños.
En el 2003 las demandas populares son recuperadas como políticas de Estado por el gobierno de Néstor Kirchner, la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, los cambios en la Corte Suprema, la nulidad de los indultos, los juicios por los crímenes del terrorismo de Estado, la recuperación de la soberanía desendeudándonos del FMI, el Consejo del salario, Los Convenios Colectivos de Trabajo, la generación de trabajo como articulador social, los derechos previsionales para 1.700.000 argentinos, las leyes de educación, de Protección Integral de Derechos de niños, niñas y adolescentes , la de salud sexual y procreación responsable, el aumento del presupuesto para la educación pública, la recuperación del Correo Argentino y la empresa de Aguas, marcan el inicio de un nuevo Proyecto de País en el que el Estado vuelve a representar los intereses de las mayorías: derechos humanos, de soberanía económica, de recuperación de la autoridad política del Estado como garante de los intereses de las mayorías.
En diciembre del 2007 asume la Presidencia de la Nación, la primera mujer electa por el voto popular, Cristina Fernández de Kirchner.
Cristina, en la campaña electoral, plebiscita como plan de gobierno la continuidad de lo que llamó las 3 Construcciones Basales del modelo de país que Kirchner había iniciado en el 2003: la Reconstrucción del Estado Democrático, el Modelo Económico de Acumulación con Inclusión Social, el Cambio Cultural, de Paradigma Cultural: “desde nuestra casa, desde América Latina, sin la ficción del 1º Mundo.”
Con el 45 % de los votos y 22 puntos de diferencia con la primer minoría, Cristina sufre ya antes de asumir los intentos desestabilizadores de Carrió y Duhalde, la primera intentando deslegitimar el voto popular aduciendo “legitimidades segmentadas”, y el segundo pronosticando su caída antes de los primeros 6 meses de gobierno. .
En la primer etapa de su gobierno, la presidenta aplica la política redistributiva con la resolución 125, para que los privilegiados por precios internacionales extraordinarios (la patria sojera y agro-exportadora) aporten con las retenciones a la construcción de hospitales, caminos, y Centros de salud. Como respuesta, la patronal oligárquica se resiste a la intervención de un Estado soberano con capacidad de captar la renta extraordinaria y redistribuirla al pueblo que la produce, organizando los “piquetes de la abundancia y la avaricia”: cortan rutas, tiran miles de litros de leche, desabastecen, y junto a las cacerolas de teflón de Barrio Norte y Olivos crean un clima destituyente apoyado y difundido desde los monopolios de los medios de comunicación.
Las mujeres del campo nacional organizadas en los movimientos sociales y organizaciones políticas salimos a defender al gobierno popular con nuestra movilización y las de miles de compañeros. Así estuvimos en Plaza de Mayo el 25 de marzo y volvimos una y otra vez, fuimos a Salta a recuperar el espíritu independentista del 25 de Mayo, estuvimos en las carpas en el Congreso, marchamos a la Plaza de los 2 Congresos…, pero una vez aprobado el proyecto en la cámara de Diputados, el “voto no positivo” de Cobos en el Senado, pone fin a la 125, traicionando el mandato otorgado por el voto popular que lo había llevado a la vicepresidencia.
Evidentemente, nos faltó la fuerza organizada para sostener la decisión soberana del país que queremos, de un Estado generador de políticas redistributivas, pero no nos falta conciencia nacional, ni la convicción - como dice Cristina - de actuar en defensa propia, ni la voluntad de seguir transformando nuestro país.
Hoy es visible que Cristina tenía razón, que Néstor y nosotras también. Que nuestro gobierno popular, no sólo no se ha dejado condicionar, sino que un mes después la Presidenta nacionalizó Aerolíneas y acaba de tomar la decisión más importante de transformación estructural: la recuperación de los aportes previsionales de los trabajadores. Esta decisión estratégica termina con la política de saqueo de los capitales especulativos financieros garantizada con la privatización del sistema previsional. La Cámara de Diputados ha aprobado recientemente el Proyecto del Ejecutivo de Creación del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
Con Cristina asumimos el desafío de profundizar el modelo de redistribución de la riqueza. Sabíamos que no iba a ser fácil, que la transformación que nuestra Patria necesita requiere de un cambio cultural que nos incluya a todos y a todas como protagonistas en este proceso político.
Es así que respondemos al llamado de Cristina cuando nos convoca como compañeras de género a la formación de los valores culturales de la solidaridad, del compromiso, del trabajo, de nuestra propia participación política. Sabemos, al igual que Cristina que como mujeres todo nos cuesta el doble. En este sentido manifestamos nuestra decisión de apoyar, defender y profundizar el gobierno popular de la primera mujer presidenta de la historia argentina.
Lo hacemos desde nuestra militancia política, construyendo y fortaleciendo la Unidad que reconstruya el poder del Campo Popular.
Frente al próximo 10 diciembre –Día de los DDHH y el 25 aniversario de la recuperación de la democracia argentina-, convocamos a todas las compañeras a debatir este documento en todos los territorios para fortalecer el Proyecto Nacional y Popular.
Diputada Nacional Adela Segarra, - Diputada Provincial Sandra Cruz,
Movimiento de Mujeres Evita – Conc. Graciela Khidir Frente Grande - Mujeres al Frente / FTNyP – Militancia Social –- Proyecto Popular – Partido Intransigente- – Causa Popular - Plenario de Mujeres Peronistas
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