Aguas de Salta: El fin de un espejismo, en tiempos de definiciones y elecciones.

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Diego Saravia, publicado en Redacción

Debemos todos felicitar a nuestro Gobernador por haber decidido terminar con la nefasta concesión de Aguas de Salta. Como bien dijo un experto internacional en un congreso ambiental organizado el año pasado en esta Provincia, ningún servicio de agua que funcionara mal en el Estado, funcionó bien privatizado. La ola privatista del consenso de Washington hace tiempo esta siendo revertida en toda América Latina. Las empresas privadas no tienen la vocación ni el interés necesario para administrar servicios que requieren inversiones de largo plazo. Esto es sabido. En realidad nuestra doctrina establece que ningún monopolio debe estar en manos de intereses privados. Donde es imposible el libre mercado por el tipo de servicio, solo puede actuar el Estado. Claro, debemos tener un estado más eficiente. Y desde ya no prebendario. Este es ahora el desafió para el gobierno de Urtubey. Como administrar bien, como proveer de agua a todos y todas en buenas condiciones, como sanear las cloacas, como cuidar nuestros ríos, como integrar a los usuarios que tanto han luchado para esto. Que hacer con los medidores truchos, que hacer con las tarifas, etc., etc..
La consigna privatista se monto en la ineficiencia de un estado clientelar. Hoy lo sigue siendo y si queremos detener el pendulo para que no vuelva una ola privatista, debemos gestionar bien.

Seguramente seguirán a esta estatización otras. La próxima empresa más resistida: Santa Tecla. El problema enorme de nuestra salud pública. Sólo ponernos a pensar como gestionar la salud y como superar nuestros problemas actuales nos da una indicación de la magnitud del problema. De los problemas que nos dejo pendientes el Romerato neoliberal.

Es evidente que debemos dar un salto cualitativo en nuestra forma de hacer política.
Principios y capacidad de gestión deben ir de la mano. Hoy vemos en Salta muchos candidatos que siguen insistiendo en las posiciones de derecha retrógradas. Muchos lamentan el glorioso fin de las AFJP, alguno incluso quiere un servicio militar que todo el mundo abandonó en una era de guerras con satélites, misiles intercontinentales y bombarderos estratégicos. Otros de tan indefinidos son insulsos. No parece haber polarización, pero si hay ideas diferentes. Para todos los gustos. Aunque algunos las esconden allí están. Las campañas no las dicen, son los electores los que deben descifrar como votara un candidato ante cada tema. Curiosamente solo algunos derechistas: Olmedo, Wayar, Yarade, Gomez Diez y Folloni parecen tener ingentes recursos para gastar. Todos ellos son Romero de una u otra forma, por sus ideas o por su tiempo. Los que buscamos un cambio, debemos buscar en otro lado. Seguramente todos ellos hubiesen votado por la continuidad de las AFJP, de Aguas de Salta, de Santa Tecla, incluso algunos deben haber firmado esas privatizaciones. Y en función de eso decidir como votará el ciudadano el 28 de junio. No debemos volver al pasado. Comencemos a crear el futuro que nos merecemos.