Diego Saravia
Si algo esta claro en la consideración de las Salteñas y los Salteños es la conveniencia de eliminar el Senado de la Provincia. En una República Federal como la Argentina, el Senado representa al federalismo. Pero en una Provincia como Salta, los Departamentos no tienen identidad alguna, salvo haber sido en la Colonia, estancias o encomiendas de los señores feudales locales.
En Salta el Senado es un anacronismo institucional que permite reproducir prácticas clientelares feudales hacia el interior profundo, donde enormes cantidades de dinero volcadas en pocos meses antes de las elecciones hacia una escasa y famélica población determinan ganadores habitualmente en línea con las intendencias, diputados y concejales.
Desde la visión del poder es un ente que quita dinamismo a la política estableciendo un tutelaje sobre la escasa posibilidad de cambio que da una ya disminuida Cámara de Diputados. Disminuida porque también es electa por Departamento y con escaso ámbito proporcional.
No hay en Salta, salvo el cargo de Gobernador y los pocos Legisladores Nacionales, ámbitos electorales que permitan surgir candidatos y debatir políticas provinciales.
El Senado se constituye en un ente costoso y retardatario cuya eliminación permitiría usar el dinero en fines mas útiles, como educación o salud. O incluso podríamos aumentar el número de Diputados y elegirlos en cada departamento con una mejor base proporcional. Sin duda los Senadores son políticos con amplia consideración en sus Departamentos, sería natural que continúen su acción en una sóla cámara. El problema no son las personas, sino el marco institucional.
Las últimas acciones conocidas del Senado fueron la veloz designación del último miembro de la Corte solicitado por Romero, y la negativa a elegir el Fiscal de Estado solicitado por Urtubey.
Es fundamental para un cambio en la política de Salta deshacernos del Senado. Para ello es necesario reformar la Constitución. También en esta reforma hay que incluir: la revocatoria de mandatos (así solucionamos el problemita de la Corte), el mandato de 4 años para los Concejales, la regulación de los servicios públicos por ley y no por contrato, y varias otras medidas necesarias para construir un cambio real en Salta.
Salta reclama Calidad Institucional, Transparencia y Debate de Calidad. Un equilibrio de poderes dinámico e instituciones que expresen a la población y sus necesidades. Es hora del cambio, del cambio de Constitución.
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